Duarte: desaparecer a desaparecidos
Duarte: desaparecer a
desaparecidos
Las denuncias que no son
puestas
Silva, misoginia y
“prueba de embarazo”
Marco Antonio Aguirre
Rodríguez
Místicos y Terrenales
Javier
Duarte quiere desaparecer a los
desaparecidos, que estos no aparezcan en las estadísticas, en los números
de la violencia y de la inseguridad.
Lo que
podría parecer un simple juego de palabras, es una muestra más de la intención
de Javier Duarte por soportar uno de sus dichos más famosos: “En Veracruz no
pasa nada”.
Duarte
quiere cambiarle el rostro a su administración, quiere modificar su expresión
de intolerancia y quiere ponerse la
careta de un hombre preocupado por la situación de inseguridad del estado.
Javier
Duarte aseguró que en Veracruz sólo hay 3,682
denuncias de personas desaparecidas presentadas en una década, según los
números de la Fiscalía General del Estado, de las cuales 2,416 fueron
localizadas, mientras que 1,266 siguen sin que nadie sepa su paradero.
De los que
aparecieron, se recuperaron 242
cadáveres, según las cifras presentadas.
De los
desaparecidos, y encontrados, según Javier Duarte, “sólo” 386 se fueron por
motivos relacionados con la comisión de algún delito, mientras que 25 personas
no quisieron aclarar el porque se habían ido.
Pero son
más de 386, porque habrá que sumarlos cadáveres, 242, porque su muerte fue por
la constitución de un delito, ¿o acaso se autodesaparecieron
para ir a morir al sitio en el que querían fallecer?. Como que esto suena muy
ilógico.
Entonces ya
son 628 casos ligados con hechos delincuenciales.
Bueno ¿y
los 386 desaparecidos que encontraron los procesaron por el delito que
reconocieron haber cometido?, ¿esos 25 que no quisieron aclarar su situación,
verificaron que no tuvieran situaciones pendientes con la justicia?.
La
“sensibilidad” de Javier Duarte por las personas desaparecidas “nació” a partir
de la confrontación que Araceli Salcedo, mamá de la joven desaparecida Fernanda Rubí Jiménez
Salcedo, le hizo en Orizaba, y que fue grabada en video por un reportero de El Mundo de Orizaba, y luego subido a
las redes sociales, donde alcanzó más de 1.5 millones de vistas (tan sólo en
pagina de Místicos y Terrenales en Facebook, el video sobre la caricatura
política del área de quemados del Doctor Netas de Televisa, rebasó ampliamente
las 50,000 vistas, lo que en parte es una muestra de la gran animadversión que
Javier Duarte despierta. Si quieren verlo o incrementar el número, aquí está el
enlace https://www.facebook.com/misticosyterrenales/videos/vb.751341298268752/945038405565706/?type=2&theater )
Los
desaparecidos son muchos más que las denuncias presentadas.
Ana Palacio, del Colectivo por la Paz, declaró en alguna
ocasión que las instancias gubernamentales se niegan a proporcionar datos y
refirió que el Colectivo recopiló muchos nombres de desaparecidos de las notas
periodísticas, y que sus casos no aparecen en las dependencias judiciales;
incluso refirió que algunos familiares de desaparecidos les han dicho que en
las mesas del ministerio público cuando van a presentar la denuncia que no lo
hagan porque pueden “correr peligro”.
Son los desaparecidos de los que sólo su familia
se acuerda.
¿Cuántos
cuerpos han sido enterrados en este lapso sin tener identificación de quiénes
son?.
Son los desaparecidos que reaparecieron para
perderse en el anonimato y en el polvo del olvido de una tumba sin nombre.
Un caso muy
evidente de los desaparecidos que no
están en las estadísticas es el de una veintena de personas que fueron
sustraídas de Potrero Nuevo, del municipio de Atoyac, 2 de agosto del 2013, por
una decena de patrullas de Seguridad Pública del Estado de Veracruz, de las
cuales identificaron a tres: la 0812, 1420 y 1154: el resto tenían los números
tapados con cinta.
Las
patrullas llegaron a La Potra Zaina, un lupanar donde despachaban los Zetas, y
se llevaron a trabajadoras y clientes. Los vecinos todavía recuerdan cómo los
policías sacaron a la patrona, Carmen Arias, de 80 años, jalándola de los
pelos. Aseguran que vendía droga. Su nieta, Inés Sánchez Arias, de 35 años,
dirigía rezos a la Santa Muerte en Corral de Piedra. También la detuvieron en el
camino. Y con ella, a Juan Carlos y a su hermano mediano, Margarito, de 18 años.
Se llevaron a otros dos menores: Diego Jair Valero y Marco Antonio Fernández,
de 17 y 16 años. También –cuentan- a una mujer de origen centroamericano, por
la que nadie ha reclamado.
20 personas
en total. Ninguna apareció después de
eso.
En la misma
zona, el 15 de octubre del 2014, 6 jornaleros de caña de Potrero Nuevo,
desaparecieron camino a trabajar a un municipio cercano; ellos trabajaban para
Teódulo León, un empresario local asesinado el pasado 6 de septiembre de 2014 delante
de la Iglesia principal del pueblo.
Así pues,
la relación entre desaparecidos y crimen
y violencia, existe, aunque no se le quiera reconocer la magnitud.
El número
de desaparecidos es mucho mayor que lo que se acepta, pero todavía es menor al miedo que sienten los familiares
por la inseguridad que inspiran las autoridades policiacas en Veracruz.
Y cuando
hay estadísticas, números, en cada ocasión aparece Veracruz en un lugar preponderante en el número de casos de
personas desaparecidas, como los casos atraídos por la Unidad Especial para Búsqueda de Desaparecidos de la PGR durante
2015, donde Veracruz tiene el segundo lugar, después de Tamaulipas, con 70 y 90
casos respectivamente.
La
estadística por estado, en cambio, es distinta, porque es la que proporciona
cada gobierno local… Y el de Veracruz
se ha caracterizado por tener subregistros,
además de la tendencia que tienen a no levantar demandas, precisamente para no
tener que incrementar los números.
Así pues,
Duarte desaparece a los desaparecidos, para que no aparezcan muchos números.
Las
desapariciones son –aunque suene cruel- sólo un tentáculo del monstruo que es
la inseguridad en Veracruz.
Ahora
cuando Javier Duarte proporciona esas cifras ¿no sabe realmente la gravedad del
caso o él es quien autoriza que se haga ese subregistro?, ¿le importará saber
que oculta la verdad o le preocupará más que su imagen no sea golpeada más?.
¿Realmente
será tan miope que no ve lo que pasa?, ¿o no lo quiere ver?, ¿o lo ve y no le
importa?.
Son vidas
de miles, ¿decenas de miles? de personas.
Y los
místicos que deben hacerlo, poca
eficacia han mostrado para resolver la situación.
ALBERTO SILVA Y LA PRUEBA DE EMBARAZO. En una
conferencia de prensa que dio Alberto Silva en Xalapa, dijo que se realizarán
todas las pruebas de seguridad para garantizar que los candidatos del PRI están
en óptimas condiciones para competir en las elecciones del 2016.
Y entre
esas pruebas incluyó las “de embarazo”.
Alberto
Silva dio una muestra de la misoginia
inherente que tiene, porque en esa misma conferencia de prensa, con puro
reportero “amigo”, alguna de las mujeres presentes protesto, “¿prueba de embarazo?” y no le hizo caso
y mucho menos corrigió.
Sí, prueba
de embarazo quiere hacerle Alberto Silva a las mujeres que aspiren a ocupar una
candidatura por el PRI para el 2016, ¿querrá también hacerles un examen de
abstinencia sexual?.
Alberto
Silva, inmerso en su propio discurso, habló de un “Candidato de unidad” para la
gubernatura del estado, en una vertiente que va en contra de la tendencia usada
por el PRI hasta ahora para sacar los candidatos
a puestos de elección popular, vía las
encuestas. Y habla de esto, del “candidato de unidad” porque el fidelato
sigue en la insistencia de poner a su propio representante.
Alberto
Silva también pidió otra vez “respeto”
para Javier Duarte, y apuntó “creo que no es mucho pedir”, pero el respeto no se pide, se gana, y
Javier Duarte obtiene las tempestades que ha sembrado.
Alberto
Silva reclama a los aspirantes a la gubernatura del estado “que estemos unidos
en torno del gobernador”, pero ¿cómo van
a estar en su entorno, unidos a él los senadores del PRI, si Duarte lo que ha
hecho es precisamente alejarlos, agredirlos, tratar de sobajarlos para
imponer a su candidato?.
Y su
candidato es Alberto Silva.
Entonces, lo que El Cisne quiere es que ya pintado
de tricolor lo acepten como candidato, lo pontifiquen y lo promuevan.
O sea, que
se dejen derrotar los demás.
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